WAGOKORO


Quizá me enfrente a mi post más complicado, tanto que realmente he pensado dejarlo pasar, pero no sería justo. El restaurante lo merece por su calidad, dedicación, trato y atención recibida.


Es cocina Japonesa, auténtica y sofisticada, y cuando nos salimos de los parámetros habituales “del japonés de barrio” nos entran estas dudas existenciales sobre lo que es y lo que nos han vendido, que es la excelente cocina nipona.
Un mano a mano con mi hija, que la verdad se disfruta y muchísimo.
Pedimos los dos un menú denominado Menú Otsukuri, 47,90 EUR (7 platos, con opcional 1) Pedimos dos opcionales diferentes y probamos 8 platos, cada uno de ellos de una gran calidad.


El restaurante en su denominación ya emana intenciones, Wagoro significa “espíritu japonés” y en su decoración es sencillo, lo importante es la cocina, la materia utilizada y el tempo en el que son capaces de servir 8 platos, sin agobios y sin esperas.
Trataré de relatar lo que cenamos, y pido disculpas por los errores que pueda cometer.
Como primer plato nos sirvieron tres pequeños entrantes que denominan Zensai y que podríamos traducir como Abreboca, que estaba compuesto por tres platillos: nigiri de magret de pato; setas con espinacas frescas y salsa de miso y tortilla japonesa con gambas. Poco que explicar de este magnífico trío de aperitivos, delicados y sabrosos, en especial para mi gusto la sensacional salsa de miso.


Llegamos al segundo plato, los Sashimi, y en nuestro caso fueron de Atún, de Vieira y de Caballa marinada. Todos en mayúscula para que no haya posibilidad de distinción y rango ya que los tres y cada uno de ellos son excelentes.


Tempura de alcachofa, servida con una sal a parte y “librito” (que no creo que sea la palabra) de gambas y flor de Loto. Sea lo que fuere o se llame como se llame, fueron otra grata sorpresa para nuestros paladares. La finura del rebozado y la fritura de la alcachofa, merece una mención aparte.


El siguiente plato consistía en lubina al vapor con vegetales y salsa ankake de wasabi. Con brócoli, tofu, zanahoria, caldo japonés realizado con hojas de wasabi. Otro plato para elogiar, el punto de la cocción de la lubina era extraordinario y los complementos del bol no podían ser más acertados.


Dados de filete de ternera con salsa japonesa. Te piden el punto de la carne, en nuestro caso muy poco hecha, por supuesto. Magnífica la carne y sensacional la salsa que la acompañaba, pero hay que insistir, la carne de por si era pura mantequilla.


A continuación nos sirvieron unos tomates con salsa de sésamo y tofu, edamame, una raíz japonesa de la que no recuerdo el nombre pero con una textura muy especial y por último un tubérculo denominado konnyaku, que es muy similar a la gelatina.


Como final, unos fideos elaborados con té verde, y servidos con un excelente caldo japonés denominado dashi, con huevas de salmón y daikon (que es un rábano japonés). Como me gustaron estos fideos, fue un plato que me sorprendió su potencia de sabor, la fuerza de las huevas de salmón y el colorido del mismo. Otro gran acierto.


De postre, una mousse de yogur y yuzu (que es un cítrico japonés) y todo acompañado por unas bolitas de arroz tostado. Correcto; fin de fiesta.



Esta es la crónica, quizá poco purista, de un gran restaurante japonés. De un lugar discreto pero exquisito, donde estoy convencido de que al salir del Wagokoro tendréis la misma sensación que tuve yo. Que buenos aliados son la discreción y la profesionalidad. Mi más sincera felicitación y mi deseo de volver a repetir esta experiencia tan singular.
Mi agradecimiento a Patricia, sin ella y sin su memoria no hubiera sido posible escribir estas letras.


WAGOKORO      c/ Regás, 35 · 08006 Barcelona · Telf. 935019340

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